Se destinarán así 100 millones de dólares por 10 aviones F-5, amplia cantidad de repuestos, entrenamiento y armamento.
Para Menéndez, la adquisición de estos cazas “es una oportunidad única y tendríamos que entregar en un período de tiempo de dos meses unos 20 millones de dólares a manera de adelanto”, lo cual se presenta bastante dificultoso en año electoral, pese al inicial apoyo del órgano legislativo a un cierto reequipamiento militar.
De ratificarse la elección anunciada del F-5 se descartarían otras opciones manejadas por la FAU públicamente, como el italiano M-346, el chino L-15 y el ruso Yak 130, por el cual, según lo tratado en la Cámara Alta, se habría solicitado un precio unitario de hasta 46 millones de dólares, incluyendo entrenamiento, repuestos y manuales, lo que fue considerado absolutamente excesivo y desproporcionado con el solicitado a otros países. (defensa.com)
Uruguay necesita estos interceptores para salvaguardar su espacio aéreo y parte de su Mar ya que la otra etapa seria modernizar sus 2 fragatas y tal vez adquirir unas 2 más junto a un par de submarinos económicos comos los cocodriles 250 tn + un buque madre pequeño 1800 tn Fassmer esto lo construye Vapores Industriales en Chile el cual 4 construidos y 4 en grada poseen aip, gps torpedos pesados,50 km misil Exocet 70 km algo como para que
ResponderEliminarUruguay tenga dientes. Aqui dejo más detalles :
El proyecto ha sido denominado como Crocodrile Class 250, y es básicamente un mini-submarino del tipo Midget, que tiene como principales características contar con un desplazamiento de 250 toneladas, con 5.5 metros de alto, 33 de largo y 3.5 metros de diámetro. Puede alcanzar una profundidad máxima de operación de hasta 150 metros y una velocidad de 9 kilómetros en superficie y de hasta 12 kilómetros en inmersión.
Cuenta adicionalmente con un sonar de alta resolución, con un alcance cercano a los 80 kilómetros, con radares de gran capacidad y con sondas náuticas para determinar distancias y generar figuras –muy completas- de toda la periferia y con vistas tridimensionales que facilitan notablemente el trabajo de la tripulación tanto para su navegabilidad, como para trabajos en las profundidades.
Tiene además una autonomía, que sus diseñadores han calculado en los 550 kilómetros aproximadamente (2.500 millas náuticas), sin necesidad de que deba emerger para la recarga de sus baterías eléctricas, lo que le permitiría teóricamente, permanecer sumergido hasta por siete u ocho días, de acuerdo a la misión que en ese momento desarrolle.
En este sentido y en principio, el submarino cumpliría misiones de carácter científico y además de rescate, para lo cual cuenta en planos con una cámara hiperbárica, que le permitiría poder transportar buzos para la realización de trabajos de rescate hasta los 300 metros y por espacio de tres horas por buzo.
La cámara tiene capacidad para hasta seis personas, lo que le brindaría a este prototipo una capacidad significativa para trabajos de investigación, así como para el rescate y reparación de otros submarinos o plataformas y en misiones de tipo ambiental.
El Crocodile contaría con una tripulación de catorce hombres, pero bastarían solo cuatro para su operación en caso de que el resto deba ser evacuado. Se estima que el período de construcción de esta nave oscilaría entre los 12 a 18 meses, dependiendo de los requerimientos del comprador, así como de la instrumentación y equipos que lo dotarían, pues el diseño del casco de este modelo permite el acoplamiento de equipamiento moderno, por lo que su valor también variaría (preliminarmente US diez millones de dólares), aunque y en este sentido sus fabricantes aseguran que tanto sus costos de operación, como de mantenimiento serán notablemente bajos, en comparación con otros modelos similares.
El nuevo submarino, primero de su tipo en Latino América, es producto de un trabajo de diseño de David Costa, quien se desempeñara hace algún tiempo como general manager de un astillero italiano especializado en submarinos de la clase Midget, y que en la actualidad lidera el equipo que de la empresa Vapor Industrial, lleva ya ocho años trabajando en este proyecto con personal e inversiones (ambos exclusivamente chilenos) cercanas a los ocho millones de euros.